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sábado, 5 de febrero de 2011

¡SARDINAS FRESCAS, FRESQUÍSIMAS, COMO SARDAS!

Hola, querida madre: Hoy tu hija está contenta. Acabamos de llegar a casa y lo primero que me he dicho ha sido: voy a escribir rápido para contárselo cuanto antes a mi madre.

Willi llegó con su familia ¡qué alegría nos han dado!

Máriel lo hizo un día después, y, al siguiente, estábamos todos juntos.

Anthony y yo nos sentíamos felices, es como si estuviéramos reviviendo otra Nochebuena.

Por esta vez, no invitábamos nosotros, lo hacía Mary Nery, quería celebrar el haber aprobado la oposición, ha sido el número1, podrá elegir la plaza que más le guste, aquí, en el centro de la ciudad ¿no te parece fantástico?

¡Al fin se le han acabado los viajes por carretera para ir al trabajo!

Para decir verdad, se lo ha ganado a pulso. Mary Neri es una mujer muy trabajadora, constante, segura de su valía y el que la sigue….

¡ la consigue ! Estamos todos contentísimos.

Nos ha llevado a un restaurante que tiene fama por la forma en que prepara las sardinas crudas.

Nosotros ya lo conocíamos, en más de una ocasión hemos ido a cenar con los amigos.

Recuerdo que, cuando un amigo de Anthony me había dicho que las mencionadas sardinas estaban espectaculares, no me lo podía creer, tan solo pensar en un pescado crudo….

Hoy, confieso que soy una entusiasta del plato.

Por norma hay que probarlas y…tanto los que ya las conocían como los que no, llegaron a la misma conclusión ¡extraordinarias!

Hasta Alexis, el más chiquitín, decía: ¡Qué ricas! ¡Más!

Y como la ocasión así lo requería, entre todos le hemos regalado unos pendientes largos, con tres perlas montadas en oro. Le gustaron muchísimo.

Deseo los guarde con el mismo cariño que todos nosotros hemos puesto al obsequiárselos.

También le he dicho que, cada vez que los ponga, te tenga presente, tu cariño, en un acontecimiento como éste, no podía faltar ¡lo que hubieras disfrutado si hoy estuvieras aquí! ¡ lo dichosos que estaríamos!

Después de los postres, vinieron las despedidas. Willi se marchó con su familia, Máriel lo hizo un rato más tarde, todavía tendrán que recorrer unos cuantos kilómetros antes de llegar a sus respectivas casas.

El resto, entre risas, besos y abrazos, se fueron dispersando.

Nosotros volvimos a casa con Pi, nuestra Pi, sigue tan cariñosa como siempre, se acuerda mucho de ti, yo también.

Como me imagino estarás intrigada con la receta de las sardinas, te envío la que hago yo, sinceramente, no son iguales, pero se asemejan bastante.

Para hacer esta receta, se necesita que las sardinas sean muy frescas, fresquísimas, saltando.

Hay que sacarles la cabeza, las tripas y la espina central.

Una vez que las tenemos limpias y planas, hay que sacarles la piel, meteremos los dos dedos pulgares por debajo de la piel de cada lomo y, presionando un poco, lograremos despegarla.

Separar los lomos de cada sardina, con una tijera cortar la cola y las espinas laterales, dejar cada lomo con forma rectangular.

Lavar y escurrir bien. Colocar los lomos de forma armoniosa en una fuente redonda u otra, donde vayan a servirse. Trocear una cebolleta y ponerla en el centro de la fuente, sobre las sardinas, aliñar todo el conjunto con sal gorda, un buen aceite de oliva virgen y vinagre o limón. Servir y degustar.

No creo te ilusione mucho la idea de comer sardinas crudas, la receta te la mando más bien para que se la hagas a tu vecino Josep, a él le encantan.

Hasta otra, de momento te mando un montón de abrazos, como siempre, llevan el cariño de tu hija.

                                           Kasioles

domingo, 30 de enero de 2011

PARA EL DÍA DE REYES, ALGO CALENTITO: UN POTAJE DE GARBANZOS CON ESPINACAS

Querida madre: Los días se suceden a una velocidad…. Otra vez me tienes contigo, te pondré al día de todo lo que hemos hecho.

El día de Reyes ya se ha quedado atrás. ¡Cuántas ilusiones se hicieron realidad! ¡Con qué alegría esperaban la llegada de ese día los más pequeños! Tendrías que ver sus caritas abriendo regalos….

Madre, ¡cómo ha cambiado la vida! ¿Recuerdas aquellas muñecas de cartón piedra que me llenaban de alegría?

Tengo que reconocer que eran feas, pero a mi me parecían preciosas.

Años después, los Reyes me trajeron una Mariquita Pérez, aquello era el no va más ¡qué feliz he sido a vuestro lado!

¡Cuánto cariño me habéis dado! Nunca dejaré de dar gracias por haberos tenido.

Mi padre, que hace años lo perdí, sigue tan presente en mi corazón, que cuando me refiero a ti madre, cuando te digo que te quiero y lo mucho que te necesito, también me estoy refiriendo a él. Yo confío en que llegue a oírme y su imagen conserve esa sonrisa dulce y cariñosa que lo caracterizaba.

Quería contarte lo del día de Reyes y se me ha ido un poco la onda.

En nuestra casa habían dejado regalos para todos, ¡Qué alegría tuvieron al desenvolver los paquetes y ver sus juguetes Alexis y Laura!

El resto de los nietos estaban con sus otros abuelos.

¡Tenías que ver a Laura paseando con un bolso de Barbie, colgado del hombro y tirando de un perro blanco, articulado, que sólo le faltaba hablar!

Alexis estaba feliz con su patinete.

En la foto del plato que te envío hoy, verás unos cuantos regalos, dos de ellos son para ti, ¡sorpresa!

Madre, cuídate mucho, tienes que venir a abrirlos, ya sabes que te esperamos encantados.

Y ahora paso a escribirte la receta, es la que a ti te gusta:

Poner a remojar 300 gramos de garbanzos. Al día siguiente, en una olla a presión, echar agua (la suficiente para que pueda cubrir los garbanzos), dejar calentar, añadir los garbanzos con un diente de ajo troceado, una hoja de laurel, media cebolla picada y un puerro troceado, poner el punto de sal o una pastilla de caldo de ave, cerrar la olla y dejar cocer durante un cuarto de hora.

Mientras, en una sartén con aceite, freír dos rebanadas de pan, pasarlas a un vaso batidor junto con una docena de avellanas o almendras tostadas, reservar.

En la misma sartén, echar dos dientes de ajo laminados, cuando tomen color, echar pimentón dulce ¡cuidado no se queme! Añadir un poco del caldo de la cocción de los garbanzos, volcar todo en el vaso de la batidora, triturarlo. Incorporar a la olla, remover para mezclar.

Por último, añadir medio kilo de espinacas troceadas y unos huevos duros picaditos, dejar unos minutos para que todo junto de un hervor.

Tengo que finalizar la carta, dentro de unos días volverás a recibir otra.

Muchos besos, madre, muchos abrazos, y, lo más importante, lo que jamás te faltará, es el cariño de tu hija.

                  Kasioles